Dibujando el pop de colorines: una crónica de Julio Ruiz

En el territorio indie que nació a principios de los 90s hay grupos que no han tenido parón en estos treinta y tantos años como Los Planetas. A ese nombre se une el de Luque Sr. Chinarro y… poco más. Pero sí que se han producido en los últimos tiempos coetáneos de los citados como es el caso de Sexy Sadie o Australian Blonde. Ahora se produce otra vuelta que no deja de ser ilusionante.

Porque en su momento, en su irrupción, fijándose en referencias de fuera pero con mucha personalidad propia Iluminados llegaban desde Bullas para dibujar su pop de colorines. 

Tuve el placer de conocerles cuando triunfaron en el Murcia Joven con aquellas Gotas del amor como emblema. Fue la primera canción que puse en mi Disco Grande. Por eso ya tenía a la banda de las hermanas Espín en el radar cuando Servando Carballar empezó a hacer con su recién creado sello La Fábrica Magnética lo que había hecho ya una década antes con Dro. Y en ese recopilatorio de bandas de nuevo cuño que llamaban a la puerta estaban Iluminados.

Se producía el nacimiento de nuevos sellos independientes (Elefant, Subterfuge, Siesta…) que acogieron a esa flamante generación. Una de esas etiquetas fue Jabalina que abrió su andadura justo con un disco de Iluminados que empezaban a poner en el mapa a su localidad de Bullas. Eran de allí y se inventaron y crearon un festival allí. Su estreno, miniLp aparte, por el premio en el concurso antes citado, fue el Disco de papel que sigue siendo una joyita de aquellos albores noventeros.

Y a partir de ahí una discografía que es necesaria mostrar a las nuevas generaciones y que nos resulta muy sentimental a la hora del repaso de una propuesta con ruido y distorsión (no mucho) con cada uno de los instrumentos en su sitio y por encima esa voz delicada de Isa.

Y así fue saliendo su producción. Selene 500, que justo ahora cumple 30 años, es el hermano mayor de su entrega anterior y uno de sus álbumes más destacados de una carrera que quizás no duró lo que debiera. El siguiente paso fue a acercarse a Alaska y Nacho Canut para leer a Nina.

Ese primer coqueteo con la electrónica valió para que fuera el prólogo de lo ofrecido en Afrodita B aunque eso no quisiera decir que se olvidaban del pop con mayúsculas expresado en La casita de las bolas. Y así, con un poquito de cada uno de sus dos perfiles estilísticos, el barniz de En Vistabella vuelve a moverse entre sintes y guitarras con el rescate de temas del ayer.

Y antes de que entrásemos en el siglo 21 sacaron el pañuelo del adiós aunque siguió la actividad musical ya fuera como Musidora o Isbell por parte de Isa y Ana. En este 2025 un material que tenía como destino un proyecto individual llega a lo colectivo de banda con cinco (al menos lo que he oído en primicia) de las canciones inéditas y nuevas de unos Iluminados 2.0 y grabadas por Isa sola o con ayuda. Y ese retorno se hace con las señas de identidad marca de la casa: pop más electrónica.

JULIO RUIZ

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